La adolescencia se define como una etapa de numerosos cambios, inestabilidad y muchas inseguridades.
El adolescente, esa criatura contradictoria, que todavía no podemos diferenciar bien de un niño inocente, pero, no podemos evitar a esperar de él actitudes de adulto y es que claro, muchas veces el nivel de su desarrollo físico nos genera una ilusión óptica, ya que generalmente su tamaño, no va acorde con el nivel de madurez de sus emociones.
Dentro de los múltiples cambios que nuestros “niños grandes” van a experimentar, está el descubrir, hacerse consciente de sus sentimientos.
Por un lado, sentimientos encontrados hacia sí mismo. ya que a veces se ama y otras muchas veces, no se entiende y sentimientos muy intensos hacia sus pares; hagamos hincapié en este punto, vamos a decir que la intensidad también es una característica
muy propia de la adolescencia. Las hormonas y las emociones están en su máximo punto de ebullición, por tanto, esperar autocontrol o respuestas altamente racionales, y exigirlas, es una mentira que muchos adultos nos contamos solos.