Los padres y madres desean lo mejor para sus hijos y suelen actuar con buena fe, pensando que hacen lo correcto a la hora de educarlos. El estilo educativo que utilizamos

a la hora de criar a una niña o niño puede tener tanto un efecto positivo como dramático en el desarrollo de estos, y sus estrategias disciplinarias van a influir en el tipo de relación que se establezca entre ambos.
A la vez, los estilos parentales ejercen una gran influencia en el estado de ánimo, el comportamiento y el bienestar del niño tanto en el presente como en el futuro.
A continuación en este artículo citamos algunas de las características más importantes de tres estilos de crianza.
La Disciplina Punitiva
Un estilo de educación basado en el castigo y en la imposición, que no tiene en cuenta las necesidades del niño y basa su efectividad en el miedo. El niño actúa por temor al castigo, pero no comprende lo que ha podido hacer mal, y no desarrolla un criterio propio. La disciplina punitiva puede tener efectos negativos en la autoestima del niño, además de provocarle resentimientos, rebeldía, deseos de venganza.
La Ausencia de Disciplina
Tratando de evitar el estilo anterior y el autoritarismo se puede caer en el error de seguir otra tendencia que se caracteriza por una excesiva permisividad, o ausencia de disciplina. En este caso el niño hace lo que quiere y los mayores se lo permiten; no respeta a los adultos que le tienen a su cargo, y tampoco aprende a respetar a otras personas. Las consecuencias negativas de la ausencia de disciplina también son muchas y muy peligrosas: baja autoestima, poca tolerancia a la frustración, dependencia emocional, falta de motivación y escasa capacidad de esfuerzo, ausencia de empatía, etc.
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La disciplina positiva
Es la alternativa más efectiva, entendida como un recurso para el desarrollo infantil sano, que procura la felicidad y el bienestar de los menores, y a través del cual los niños aprenden a ser autónomos y responsables. Se basa en el respeto mutuo –respeto al niño y a los padres y otras personas cercanas (maestros, abuelos, hermanos mayores) e implica al niño, sin imponer, pero aportando reglas y normas comunes. Es un tipo de disciplina que se aleja tanto del control extremo y la excesiva autoridad como de la permisividad, y que se basa en la colaboración, el respeto y afecto.
Beneficios de una crianza con disciplina positiva
Con Disciplina Positiva aprendemos a escuchar antes de actuar. Comprendemos lo que sienten y solucionamos sin necesidad de premios ni castigos. No se buscan culpables, se buscan soluciones. Olvidándonos de la perfección y aprendiendo de nuestros errores sin culpabilizarse.
-Criamos y educamos niños con habilidades resolutivas que a lo largo de su vida les proporcionarán los recursos que necesitan para desenvolverse ante las distintas situaciones que la vida nos da.
-Damos la oportunidad a nuestros hijos de equivocarse sin sobreprotegerlos. Les hacemos sentir capaces de su valía dejando que desarrollen todas sus habilidades y recursos. Si se equivocan estamos a su lado para acompañarles y apoyarles sin reproches.
Es una educación y crianza a largo plazo. Como padres o educadores dejamos el querer cambiar a nuestros hijos y enfocamos el cambio en nosotros mismos.
Nos olvidamos de querer controlarlos para dejarles a ellos tomar el control de sus vidas. Dejamos que vivan su propia vida. Siempre estamos a su lado pero permitiendo que sean los líderes de su vida. Les mostramos con nuestro comportamiento como ser personas proactivas y no reactivas..