Carlos tiene ocho años y cursa tercero de primaria. Todos los días su profesora escribe notas a sus padres informándoles de su falta de atención y de esfuerzo, de su inquietud

física interrumpiendo y molestando a otros niños. Sus padres ya no saben qué hacer porque en casa también es inquieto, desordenado y nervioso. Las discusiones son frecuentes a la hora de hacer las tareas escolares: se levanta continuamente de su silla, se despista con cualquier excusa y necesita que sus padres estén con él continuamente porque si no, no las termina.
Aunque sus progenitores le dedican mucho tiempo, no consiguen que apruebe las asignaturas. Carlos ha dejado su actividad deportiva y sufre castigos a menudo por lo que el ambiente en casa es malo. Tras recurrir a varios especialistas, Carlos ha sido diagnosticado de Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH).
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¿Qué es el TDAH?
Se trata de un trastorno neurobiológico frecuente en la infancia y en la adolescencia y afecta entre a un 5 y un 8% de la población infantil. Es un problema conductual y cognitivo, definiéndose por la presencia, en mayor o menor grado, de varios síntomas, con déficit de atención, hiperactividad e impulsividad.
Síntomas del trastorno
Los síntomas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), son aquellos que dificultan a la hora de hacer tareas que requieren esfuerzo mental, las cuales se traducen en falta de concentración, distracciones frecuentes, errores en las tareas escolares derivados de la falta de atención, falta de organización, no finaliza los trabajos, pierde objetos continuamente, dificultad para relajarse, les disgusta las actividades tranquilas, son muy Impulsivos, responden de manera precipitada, interrumpe continuamente y no saben esperar su turno.
Normalmente estos síntomas están presentes en todos los niños en sus primeros años de vida, pero con el transcurso de los años y unas pautas educativas adecuadas suelen adquirir una mayor capacidad de atención y autocontrol.
En los niños con TDAH los síntomas perduran de una forma intensa, afectando su vida diaria, sin embargo, no todos los niños presentan los mismos síntomas, destacando tres formas: presentación combinada con déficit de atención e hiperactividad/impulsividad, presentación predominante con hiperactividad/impulsividad y presentación predominante de falta de atención.
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La sintomatología del TDAH esconde otras dificultades, tales como alteraciones a nivel de las funciones ejecutivas (poca capacidad de planificación), alteraciones en la velocidad de procesamiento mental (aumento del tiempo invertido para realizar una tarea) y alteraciones emocionales baja tolerancia a la frustración). Es frecuente que los niños diagnosticados de TDAH puedan presentar otros trastornos como alteraciones de la conducta (trastorno negativista-desafiante), trastornos del estado de ánimo (depresión infantil), dificultades específicas del aprendizaje (principalmente dislexia) y problemas para conciliar o mantener el sueño.
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Hasta el 50-60% de los niños y adolescentes diagnosticados de TDAH continúan presentando el trastorno en la edad adulta, predominando en tal caso los síntomas de inatención y en menor medida la impulsividad e hiperactividad. La colaboración familiar es clave en el tratamiento del TDAH.
Referencias